¿A qué sabe la Luna?.- Michael Grejniec



¿A qué sabe la Luna? , es la historia de unos animales que sienten curiosidad por saber el sabor de la luna, así que todos juntos, en la cima de una montaña, van creando una torre los unos encima de los otros para conseguir averiguarlo.
Titulo: ¿A qué sabe la Luna?
Autor: Michael Grejniec
Editorial: Kalandraka
Edad elegida: A partir de los dos años.
En el caso de los personajes, prácticamente todos intervienen de la misma manera, podría haber una excepción, que es el ratón, con el cual los niños se sentirían más identificados por sus cualidades físicas como el tamaño y porque al final es el que consigue dar un mordisco a la Luna. Del resto de los personajes secundarios, no se da mucha información, pero por sus actos se puede decir que a pesar de sus diferencias, se ayudan mutuamente, por lo que podría decirse que son empáticos.

La actividad ha consistido en lo siguiente. La maestra nos ha pedido que hagamos grupos de tres en los cuales, cada miembro del grupo ha elegido una técnica diferente entre narración de libro, cuentacuentos o lectura de libro. Una vez que todos los miembros de un grupo habían transmitido la historia escogida al resto de los componentes de su equipo, los grupos se cambiaban, de manera que en cada uno había un narrador, un lector y un cuentacuentos,y así hasta tres veces como mínimo. El objetivo de esta actividad era que con forme se iba rotando de grupos, cada componente del grupo evaluaba al resto de los miembros de su grupo de manera que cada uno de nosotros mejorásemos la técnica que habíamos escogido. Personalmente me ha parecido una dinámica muy productiva puesto que, aunque al principio el grupo lo escogíamos nosotros en función de nuestras amistades y confianza en el resto de los miembros, luego ya no, por lo que suponía un autentico reto a superar debido al nerviosismo y a las emociones que se siente al exponer algo a un público con el que no tienes mucha relación. De cara al marco de la educación infantil, lo he visto muy práctico puesto que los niños suelen ser un publico más agradecido, tiende más a la participación y ayuda al que esta transmitiendo la historia, sin embargo, intentar que la historia llegue a un publico más adulto es el doble de complicado y más cuando son gente que tendría que entender y localizar las herramientas que estas utilizando para narrar (en este caso) la historia, por lo que se fijan mucho más en los errores que cometes, sin embargo, creo que no hay un mejor publico que uno parecido a este puesto que entienden del tema y con sus criticas son los que más te pueden ayudar.

Estrategia elegida:

Para realizar esta actividad he escogido como técnica la narración con libro para niños de a partir de dos años. Creo que la narración con libro es una estupenda herramienta para el maestro porque facilita que los niños se sumerjan en una historia y con ayuda del álbum de imágenes les ayuda a no perder el hilo de la historia y además es un buen soporte para el maestro a la hora de contarlo puesto que las imágenes le ayudan a seguir el hilo de la historia, sin embargo, al ser una narración, en la cual el maestro no “lee” sino narra los hechos de una historia, que éste se anticipe a los hechos de la propia historia, puesto que el decide la manera de interactuar con los receptores y la tiene que transmitir con sus palabras. En definitiva, he escogido esta estrategia porque tiene lo que más me gusta del cuentacuentos, que es la interacción del emisor con el o los receptores y la ayuda del álbum de imágenes para narrar la historia.

La razón por la cual he decidido que esta historia se podría narrar a niños de a partir de dos años, es que la historia, tiene una estructura muy sencilla, divertida, entretenida y fantástica puesto que los personajes son animales, además tienen una meta o un objetivo que todos, bajo mi experiencia,  que de pequeños, en esa etapa de experimentación, de curiosidad y descubrimiento hemos tenido alguna vez y es ¿a qué sabe la Luna?.

Además, el formato del libro es muy cómodo para contarlo puesto que hay muy poco texto, es más, en las páginas donde hay texto, están reservadas solo para él, la otra cara que lo acompaña, aparece solo la imagen que acompaña al texto en el mismo tamaño de la hoja. En cuanto a las ilustraciones están muy detalladas pero no recargadas, y nada estereotipadas además los colores son bastante neutros y nada estridentes.

Conclusión:

A modo de conclusión, creo que a cada edad, debido al desarrollo madurativo en el que se encuentran, le corresponde un tipo de historias determinadas y unas estrategias en concreto que permitan que el receptor entienda y sienta interés por lo que se le está contando, puesto que dependiendo de la edad, se tiene una perspectiva diferente del entorno que nos rodea. Por tanto, hasta que el niño no haya “hecho suyo” el libro, no puede aprender más cosas a cerca de ese libro, por ello, me parece interesante recalcar, que este libro se podría contar cuantas veces ellos lo pidieran puesto que el número de veces que lo pidan no quiere decir na más que solo quieren reafirmar lo que han aprendido de la historia y además seguir indagando y profundizando en la historia para llegar a más detalles que antes no se había fijado o enterado.

Además, en estas edades aparece el razonamiento icónico, por el cual, mediante una imagen el niño es capaz de concebir que esa imagen está representando algo que es real en su entorno, sin embargo, sabe distinguir que lo que simboliza la imagen, no deja de ser eso, un símbolo, algo que no es verdad, a pesar que lo que representa sí que lo es. Lo que puede ayudarle a identificarse con muchas situaciones de su día a día, en el caso de esta historia, por ejemplo, que la unión hace la fuerza, sin necesidad de explicarlo, puesto que la intención de la historia y a la hora de narrarlo es el disfrute de la literatura y no un objetivo moralizante.

¿Cómo me preparé la historia?

Lo primero hice varias lecturas de la historia para saber el tipo de herramientas o que aspectos técnica que tener en cuenta  a la hora de narrarlo, a pesar de que tenga de soporte un libro, la interacción con los receptores sigue siendo importante, al igual que en el cuentacuentos. Por tanto utilicé estas técnicas:

-          Para empezar, abría el libro y les preguntaba la misma pregunta que formula el título de la historia, “¿A qué sabe la Luna?” a lo que ellos empezaban a contestar con la respuesta que ellos creían y luego empezaba la historia.

-          La entonación que utilizaba, según las críticas del final, era suave pero con musicalidad y utilizaba la intriga y los silencios para preguntar “¿a qué animal llamaban?” o “¿conseguirían alcanzar la Luna?”  para que ellos también me respondiesen.

-          Para finalizar, utilizaba una muletilla de salida, que era la de “Colorín Colorado, este cuento se ha acabado”.

Una vez haber seleccionado las técnicas, me propuse a ensayarlo con mi madre y con mi hermano, lo que me fue de poca ayuda porque nos lo tomábamos a risa, así que  de lo único que me sirvió era para aprenderme el orden de los animales y ver más o menos en que momentos de lo que había pensado al principio, estaban bien utilizadas las técnicas que me había propuesto, o donde podría utilizarlas en su lugar, etc.
La primera vez que me preparé la historia, me salió mejor de lo que me la había preparado puesto que los receptores se lo tomaron bastante enserio y fue bastante fácil narrarla puesto que su participación y actitud era muy diferente a la de las personas con las que lo había ensayado.
Me di cuenta de que aunque había cosas que hacía bien como la entonación, la interacción con el público y hacer las pausas donde tenía que hacerlas para causar ese ambiente de intriga o de duda, habían cosas que tenía que pulir, como por ejemplo, en el caso de preguntar que animal vendría después, tenía que localizar en qué lugar de la página estaba el siguiente a animal para taparlo, para que así pudiesen adivinarlo, sin embargo, al tener el libro expuesto, tardaba un poco entre pasar la página y luego poder taparlo, por lo que el misterio, estaría resuelto antes de formular la pregunta.

Mi primer grupo, me aconsejo que para que esto no fuese un problema, el día de mañana, podría pegar con celo un trozo de papel encima de cada animal, para que no se viese hasta que yo no quisiera.

La segunda vez, que narre la historia, me di cuenta de que al ver que lo de tapar los animales antes de que el público lo viese podría volver a suponer un problema, lo que hice es tenerlo más en cuenta, y cuando pasaba de página, la pasaba llevándome la parte del álbum de imágenes donde estaba la historia para mí, de manera que el público no lo podía ver y además yo tenía un poco de más tiempo para ver donde tenía que poner la mano para tapar el animal, por lo que la coordinación esta vez fue mejor. Me sugirieron es que cambiase la formulación de las preguntas puesto que aunque eran abiertas, algunas palabras de la pregunta igual no eran demasiado concretas o igual no sabían el significado o que contestar.
Por último, la tercera vez que lo conté tuve en cuenta que en la segunda, me había funcionado esa técnica para tapar a los animales y para que fuese más fluida la historia y cambié la formulación de las preguntas a que sean más concretas y más claras y me dijeron que les parecía bien como lo había hecho.

Preguntas:

Fueron cuatro las preguntas que formulé:

-          ¿Qué os ha parecido la historia?

-          ¿Qué os parece lo que hacen todos los animales de la historia?

-          ¿Qué hubieseis hecho vosotros si fueseis la tortuga?

-          ¿A qué animal os pedís?

Conclusión:

A modo de conclusión, me he dado cuenta de lo buena herramienta que puede llegar a ser la literatura para interactuar con la clase, sin embargo, esta interacción ha de basarse en el disfrute por la literatura y no por la necesidad de aprender algo, por ello la formulación de preguntas al finalizar la narración, tienen que ser abiertas para que ellos sean los que hagan suya la historia y que cada uno ofrezca su punto de vista.
Me he dado cuenta, que la que pensaba que la mejor estrategia para transmitir una historia era la narración porque tenía lo mejor de tanto el cuentacuentos como la lectura de un cuento, no siempre es la mejor ni para todas las edades ni para todas las situaciones ni para transmitir todas las historias. Lo que más me ha gustado del cuentacuentos por ejemplo, es que al tener que imaginar las escenas de la historia, a los personajes… El nivel de imaginación se desarrolla muchísimo más, y es mucho más fácil que te guste la historia puesto que los personajes te los imaginas como tú quieres y además hay mucha interacción con el público lo que fomenta que los receptores también sean parte de la historia y se metan más en la situación, por otro lado, hay historias, que merecen la pena ser leídas puesto que tanto la tipografía como las imágenes como la lectura del texto en sí son insuperables, están perfectamente escritas por lo que la única manera en la que se puede trasmitir bien esa historia es leyéndola tal cual, puesto que si la narras o la cuentas, la estropeas, ya que nunca se va a hacer mejor de lo que está escrita en el libro.

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